
Tu Perro, Tu Caca.
"Perras", de Mauricio Kartum.
Intérpretes: Claudio Martínez Bel y Néstor Caniglia.
Dirección general: Enrique Federman.
Viernes 21 hs. Entradas $ 10.
Perras: una comedia negra acerca de las diferentes formas de la bestialidad humana, con impronta clownesca y dos actuaciones para recordar. Si la pregunta es por dónde pasa el teatro hoy, Perras no tiene la respuesta. No introduce elementos de lo real en la escena (mocos, ratas, etcétera) ni propone una mirada renovadora del espacio. Y, sin embargo, no es antigua ni moderna; no representa al teatro de la imagen ni al de texto. Perras aparece, en principio, como un túnel zigzagueante por el que se introduce el espectador desprevenido, casi como en un juego, para encontrarse con lo descarnado y bestial que hay detrás del ser humano "común".
Este espectáculo, inocente en apariencia, es el resultado de una creación colectiva elaborada por los actores Claudio Martínez Bel y Néstor Caniglia, el clown Enrique Federman -que está llamando la atención con su manera de desarrollar la faceta de director de teatro- y la dramaturgia nada menos que de Mauricio Kartun.
La simplicidad de Perras es engañosa, y se debe a que sus pilares son una puesta despojada y actuaciones más o menos "reales" (en el sentido de verosímiles o creíbles). Pero éste es el punto de partida, porque desde allí, gracias al llamativo talento y la ductilidad de los actores, es posible "reconstruir" la plaza en la que estos dos sujetos "cualesquiera" pasean a sus mascotas, tanto como a las mascotas mismas que los acompañan, los recorridos y cabriolas que seguramente hacen junto a sus amos, y lo que es peor, también se pueden vislumbrar las vidas miserables que estos dos sujetos llevan en la intimidad.
Pero, para recordar una y otra vez que se trata de teatro, para abordar con poesía el lado oscuro del hombre, o bien porque un actor no es más que un payaso "serio", parte de la estética de esta obra -aquello que le otorga su sello tan particular- es la incorporación de las rutinas circenses como cierre o gags de algunas escenas que de otra manera hubieran caído en la declamación. Y no por eso pierde su fuerza dramática, sino que gana en patetismo.
Diálogos pequeños, entrecortados, casi banales, son tratados como un elemento más dentro de la puesta, tan importantes como la luz -que aporta una gran cuota de extrañamiento a este vínculo cotidiano- o la gestualidad de los actores.
Perras dispara una multiplicidad de significados: es un planteo acerca del autoritarismo, la monstruosidad, la soledad y la angustia existenciales, la imposibilidad de comunicación, la degradación del hombre por el hombre. Es, además, una sospecha sobre la existencia misma del amor en todas sus facetas y sobre el impulso de destrucción del hombre.
Nada más angustiante que la desolación humana vista con humor desde una mirada de payaso. Todo esto formulado desde lo más simple y noble que el teatro puede ofrecer: dos actores, un escenario y unas pocas palabras, pero certeras.
ANA DURAN
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