
Opinión del diario: Buena
Pasiones prohibidas
El bar y la novia, la puesta de Julio Ordano, cuenta la muerte de la protagonista de una boda. Y, entre sombras, busca el camino a la verdad.
El clima de toda la obra es lúgubre. La música, bastante tétrica. Laura, una mujer con su vestido largo de novia ensangrentado y manchado con barro completa el cuadro inicial de El bar y la novia, la obra de Amancay Espíndolaque se ofrece en el Actors Studio. La joven (Micaela Iglesias), de rostro muy pálido, se queja y llora. Su primo Yuyi (Pablo Machado) entra en escena, no advierte la presencia de la novia malherida y quejumbrosa, y exclama: "Dios mío, está muerta, tirada abajo del puente". Enseguida se sorprende al ver a Laura en el bar que es de su propiedad y en el que se desarrolla toda la pieza. Ella está muerta bajo el puente y también está allí, en ese espacio atiborrado de objetos. El reloj detenido en el que los personajes reparan acentúa la referencia a la muerte.
De a ratos se escucha la música de la fiesta de casamiento de Laura. La historia transcurre la noche de la boda de la protagonista, la misma noche de su muerte. En ese bar se dan cita después la madre (Amancay Espíndola), el padre (Hugo Mouján) y el hermano de Laura (Pablo Sórensen), con la cámara de fotos, para retratar imágenes imposibles. Pero la agonía es larga, "tarda en irse", dicen los otros.
La madre es un personaje grotesco, más preocupado por su arreglo personal que por la hija que muere y se arrastra, maltratada por su familia "escena que remite a Gregorio Samsa, en La metamorfosis, de Kafka". Con la muerte de la novia se sepultará una verdad inconveniente para el clan familiar, por eso parecen querer apurar el desenlace definitivo. Y olvidar.
Nadie puede tocar a Laura; ella es el pasado, la muerte, el detonante de una verdad dolorosa. ¿Accidente o asesinato? Las preguntas van surgiendo a lo largo del desarrollo, y la respuesta, al final.
Lograda bajo la dirección de Julio Ordano, la puesta en escena es interesante. Las actuaciones en términos generales son correctas. Aunque cae en algunos tópicos recurrentes de la literatura y lo sombrío agobia, el texto propone un camino que conduce a la verdad que los personajes esconden, bien construido, pero reiterativo. La culpa, el castigo, el amor y la muerte. Pasiones prohibidas. Un ambiente fúnebre. Elementos trágicos. Un tono grave. Y la verdad que siempre duele.
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