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Opinión del diario: Muy Bueno

 

Las mil caras de un hombre.

 

Carlos Gandolfo logró un valioso montaje con fragmentos de Pirandello... Un fascinante y conmovedor “viaje” exploratorio sobre la creación y el pensamiento pirandelliano, es lo que concreta el director Carlos Gandolfo con esta obra, cuyo montaje de textos le pertenece.

 

“Buscando a Pirandello...” parte de la pieza “Cada cual a su manera” e incluye fragmentos de otros relatos y obras del autor italiano Luigi Pirandello (1867 –1936), a los que se suman escritos de poetas orientales anónimos.

 

Esa exquisita y continua dicotomía que se trasluce en la producción del autor italiano, en la que el contenido y la forma, la realidad y la ficción, se confunden en un todo, para “iluminar” al hombre y hacerle ver las múltiples contradicciones a las que a veces lo somete su conciencia, son algunos de los elementos de este valioso trajo teatral.

 

La primera sensación que se recibe de esta “Búsqueda” sobre Pirandello que propone el director Carlos Gandolfo, es la de una comedia de enredos y de intrigas, imaginadas a partir de un hecho real: la muerte de un popular escultor, cuya novia lo engañó con su mejor amigo y el artista decidió suicidarse. Esa situación que se muestra de manera trágica y sencilla a la vez, genera una serie de equívocos, cuando los personajes comienzan a preguntarse sobre los mecanismos inconscientes que llevaron a los verdaderos protagonistas del drama a comportarse de esa manera.

 

Luigi Pirandello fue un maestro en descentrar los mecanismos de un “Teatro de ideas””, en el cual sus “criaturas”, por decirlo de modo sencillo, logran desnudar las múltiples caras que esconden los personajes. Para ilustrar mejor esas contradicciones tan humanas como “justificables”, se valió como ocurre en “Cada cual a su manera”, “Seis personajes en buscad de un autor” y “Esta noche se improvisa”, del conocido juego del “teatro dentro del teatro”. De ese modo la ficción y la realidad se confunden, dejando traslucir la dualidad que esconde el ser humano.

 

UN TEATRO DE IDEAS

 

El teatro de Pirandello nunca fue fácil de digerir para el espectador, porque le existe un ejercicio de concentración, que al igual que los personajes le permita ir desmenuzando los múltiples secretos que esconde la trama.

 

Carlos Gandolfo decidió zambullirse en el universo pirandelliano y lo hace con la calidad y la inteligencia de un maestro, porque permite al espectador asistir a la construcción del hecho creativo de un montaje teatral en el que puede observarse la verdad que se esconde detrás de la ilusión, de los deseo oscuros y secretos, de esos personajes que se reflejan unos en otros, dejando al descubierto sus aciertos y debilidades. De esta manera, a medida que se suceden las escenas, el publico no sabe si reír o llorar, porque percibe que la tragedia y la comedia tienen lugar ante su propia mirada. Y esa precisamente es la mayor genialidad que esconde la producción pirandelliana.

 

El director Carlos Gandolfo sostuvo una puesta en escena vital y dinámica, en la que la tensión que encierra ese drama, se va revelando lentamente en un marco en el que coinciden un humor sutilmente absurdo, la violencia y un romanticismo propio de los años 40, que recuerda a algunos de los maravillosos filmes de Vittorio De Sica. Un elenco heterogéneo, una acertada ambientación y diseño musical coinciden en un espectáculo de atrapante magnetismo escénico, que entretiene con imaginación e inteligencia.

 

Juan Carlos Fontana.

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