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En abril de 1946 Alfred Hitchcock y Sidney Bernstein fundan Transatlantic Pictures, una sociedad que tenía por vocación producir filmes tanto en Inglaterra como en los Estados Unidos.

 

Para la que seria su primera película como director y productor, Hitchcock decidió adaptar una obra de teatro de Patrick Hamilton creada en 1929, La Soga. Y por primera vez en su vida había elegido filmar en colores.

 

Desde el comienzo, Hitchcock había pedido a sus guionistas que respetaran la idea original de la obra: la acción se desarrolla en una misma unidad de tiempo y lugar desde la subida hasta la bajada del telón.

 

¿Como lograrlo de manera cinematográfica? Hitchcock tuvo entonces la idea, un poco loca, de filmar una película constituida por un solo plano sin interrupciones.

 

El primer obstáculos fue estrictamente técnico: en el cine, ningún plano podía durar mas de diez minutos. Era necesario un truco: así para crear la ilusión de una ausencia total de enlaces, cada toma comienza y termina en un objeto, como por ejemplo, en la espalda de uno de los actores. La cámara no deja de moverse para seguir la acción; por lo que las implicancias ténicas del rodaje revestían una alta complejidad: en el suelo había pequeñas marcaciones, cifras muy discretas, y todo el trabajo del operador de cámara era llegar sobre tal número hasta tal frase del dialogo, luego sobre tal otro número y así sucesivamente. Cuando pasaban de una habitación a otra, la pared del living o de la entrada se desplazaba sobre rieles silenciosos. Los muebles, montados en rueditas, eran empujados poco a poco. Como la acción empezaba a las 19:30 hs. Y terminaba a las 21, Hitchcock procuró que se pudiera visualizar el transcurso del tiempo mirando por amplios ventanales.

 

El cielo, azul en el comienzo, enrojecía y se oscurecía mientras que los edificios cercanos se aclaraban. Asimismo, había querido que las nubes se movieran para reforzar la impresión de realismo: algunas colgadas sobre hilos invisibles, otras colocadas sobre varas que se desplazaban a velocidad diferentes.

 

Curiosamente, cuando se estrenó La Soga, en septiembre de 1948, apenas se mencionaba el desafío técnico que representaba ese plano secuencia de 77 minutos. Se habló mucho del contenido del filme. Con el tiempo, al contrario, iban a concentrarse en la puesta en escena y en todos aquellos aspectos que hacen de éste, un filme de culto y que según la opinión generalizada, figura entre las mayores obras maestras del mas grande director de suspense de todos los tiempos, Sir Alfred Hitchcock.

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