Ser IRREVERENTE, algo esencial para mostrar y no contar

“IRREVERENCIA” simplemente significa dejar fluir tus sentimientos e impulsos reales en vez de servir conceptualmente al texto.
Si en una escena sabés que la emoción es sentirse de determinada manera pero en el momento del ensayo tu “elección” te está afectando de distinta forma, entonces tenés que expresar aquello que es real, en vez de aquello que no lo es, aunque vos sepas que aquello que es real en este momento, no concuerda con los requerimientos del texto. Si el actor sucumbe a actuar el concepto y presenta un comportamiento que no tiene un origen orgánico, lo que sucede, entonces, es que los impulsos reales entran en corto circuito, se frenan, se ahogan, y el actor queda con una “división” entre lo que realmente está pasando internamente y lo que expresa externamente. Comienza a contar la historia en lugar de mostrarla.
Si el actor usa su tiempo en los ensayos para explorar y descubrir los sentimientos que crean una vida orgánica interior, en relación con lo que compuso el autor, entonces el proceso está completo, el material está satisfecho y desde un origen orgánico.
¡El actor que funciona desde la REALIDAD se EXPONE!
Para estimular y permitir que nuestra vida real se exponga a través de la actuación, debemos primero obtener un estado de SER y permitir que nuestros impulsos fluyan desde ese estado. El actor deber identificar las emociones que está sintiendo en su estado de "SIENDO" aquí y ahora; y compararlo con el estado emocional del personaje en la escena. El siguiente paso en el proceso es encontrar un camino para influenciar su SER actual y aproximarse hacia el estado emocional del personaje. Este proceso, es un proceso de trabajo.
Primero se identifica la emoción; después se busca una "elección" sacada de la propia experiencia de vida del actor, de la cual se espera lo afecte de la manera en que quiere ser afectado. Mediante el uso de una aproximación a la elección, se trabaja con y para la “elección”, permitiendo que se exprese la realidad momento a momento a través de las líneas del texto de la escena. Mientras todo esto se lleva a cabo el actor no debe imponer ningún comportamiento excepto el que verdaderamente está sintiendo en el momento.
Lo CONCEPTUAL es muy seductor, y el actor puede caer en servir el material desde el intelecto sin siquiera darse cuenta. Hasta que el actor no esté trabajando con la elección, no sabrá adonde lo llevará, o como lo hará sentir. Durante el tiempo en que se trabaja la elección, el actor debe de ser irreverente, hasta con sus expectativas acerca de la “elección”. Esto quiere decir que si elige un objeto con la esperanza de que éste lo hará sentir de una determinada manera y para su sorpresa, lo lleva en otra dirección, debe de honrar esto e ir donde lo lleve. También descubre cómo una “elección” en especial puede afectarlo y hasta si ésta no es la correcta para el texto que está trabajando habrá descubierto la posibilidad de una nueva “elección” para usar en el futuro.
Ser irreverente significa pararse en nuestro terreno y permitir, aceptar e incluir todo lo que uno siente y alentar la expresión de eso mismo. Es hacer el trabajo en el cual uno cree, sea o no sea popular o aceptado en nuestro medio. Hay muchas trampas en las que el actor puede caer, y la mayoría de los actores han tenido experiencias con esas trampas. Una de las más grandes es tener el conocimiento del resultado. Sabiendo cuál es la responsabilidad de una escena, el actor naturalmente quiere alcanzarla emocionalmente. Si esa responsabilidad se transforma en algo más fuerte, que el impulso en un determinado momento, el actor tiende a “guiar” o “manipular” la vida emocional dentro del área del resultado. Hasta actores muy bien entrenados cayeron en esta trampa, y aunque la vida alrededor sea realista el resultado es un “resultado planeado”.
Si en el período de training, o inclusive pasando este punto, el actor desarrolla un estado de SER en vez de una estado de HACER, la realidad momento a momento nunca es violada por el bien del resultado. Más todavía, si el ímpetu es tan fuerte, que las necesidades y deseos del actor abruman su preocupación con la “actuación” o con los resultados de la escena, entonces el actor se comportará tan naturalmente a las circunstancias, como si lo hiciera en la vida y no como si estuviera en un escenario. En este punto, comienzan a levantarse las críticas a esta clase de acercamiento:
“¿qué quiere decir?, que el actor olvidará que está en el escenario y se comportará como si estuviera en la vida, fuera del escenario? ¿Qué hay con la actuación? ¿Es esto una forma de arte, o tenemos que abandonar nuestras responsabilidades con el teatro?
¡Por supuesto que no! ¡LA REALIDAD ES LA CLASE MÁS ALTA DE ARTE!
Esa es la responsabilidad del actor, pero en un nivel más profundo de conciencia. Si en sus primeros diez niveles de conciencia el actor está totalmente envuelto en el flujo de la realidad, pero en el nivel once de conciencia él sabe que está “actuando” en el escenario, entonces la obra está siendo servida. Dice las palabras correctas en el escenario, no estrangula de verdad a la actriz principal al final del segundo acto, y así, etc. etc.
La principal diferencia entre “irreverencia en los ensayos” e “irreverencia en la actuación”, es que, llegado el momento de actuar, uno llega a las elecciones correctas, así como también a sus aproximaciones, que llenarán lo pedido en la obra.
La “búsqueda y la exploración” han llevado la fruta que nosotros llamamos creación del personaje (rol). En cada actuación uno sabe dónde y cuándo va a poner en funcionamiento lo que encontró en los ensayos. Esto quiere decir, uno sabe que “elecciones” usará y cuando dejar de usar una, para comenzar a usar otra. Ustedes saben dónde están los ajustes específicos y cuando comenzar a cambiar de una “elección” a otra en orden de hacer una transición. En la actuación, la experiencia terminó, y uno está envuelto e involucrado en la creación de varios estados emocionales, impulsos, pensamientos y comportamientos que esculpen el personaje que está vivo y es real durante ocho funciones a la semana. El actor irreverente continúa siendo irreverente durante la actuación, honrando todos sus impulsos expresando la realidad momento a momento mientras ocurren en el escenario.
La obra debe de ser “mostrada”, y esa responsabilidad descansa en las “elecciones” y en las aproximaciones que han elegido. Cuando un actor trabaja con un director que quiere de manera rígida bloquear la acción, el actor debe encontrar el ajuste creativo para enfrentarse con esas responsabilidades físicas y al mismo tiempo mantener la autenticidad del momento. El actor comienza por hacerse preguntas importantes sobre el texto como: ¿QUÉ ES LO QUE ESTÁ OCURRIENDO EN ESTA ESCENA? ¿QUÉ ES LO QUE ESTÁ SINTIENDO MI PERSONAJE? ¿CÓMO SE SIENTE? ¿QUÉ ES LO QUE LO LLEVA A SENTIRSE ASÍ? ¿CUALES SON LOS ELEMENTOS MÁS IMPORTANTES EN LA ESCENA? ¿CUAL ES EL MEJOR LUGAR PARA COMENZAR A TRABAJAR CON LAS RESPONSABILIDADES Y COMPROMISOS DE LA ESCENA?
El período de ensayo puede ser un período muy excitante y muy aventurero, lleno de experimentación y descubrimiento. No es sólo un período de gran intensidad, como es para muchos actores. Estar enamorado del proceso creativo y embarcado en los increíbles viajes a los cuales nos llevan nuestras elecciones, están relacionados con la razón original para la cual la gente decide ser actores en primera instancia.
“SER IRREVERENTE EN LOS ENSAYOS SIGNIFICA QUE UNO SIGUE CADA IMPULSO A DONDE ESTE LO LLEVE“ Si este es equivocado para la obra, uno hace ajustes o nuevas elecciones son creadas.
“UNO NUNCA HACE QUE ALGO PASE, UNO CREA UN CLIMA DE ESTIMULACIÓN Y PERMITE QUE ESO PASE “.